Le dijo un pensamiento a otro:
Ven y adentrémonos en aquel ser que se ha parado frente a nosotros. La textura de su mente es acorte con nuestra vibración y a lo mejor encontramos en su mundo pensamientos hermosos.
Y llegaron y se dieron a comer. Y el ser empezó a masticarlos y a saborearlos en ese momento y después los digirió, haciéndolos suyos.
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